Instituto Cristífero

“Para ser testimonio del Amor del Padre para y desde el mundo”

El desafío de la pobreza indigente (Homilía P.O.Hesayne - 19_09_2018)

No pocas veces me llegan ecos de las homilías. Quiero participar a la comunidad virtual que recibe estas homilías, el eco de una mujer de fe cristiana que para confirmar que padecer hambre en la Argentina es un escándalo, me comenta que en su Provincia rica conoce hasta este caso límite: “chicos que comen cartones para aplacar el hambre”.

Al leer este comentario, por un momento quedé sin aliento, y regresé a mi adolescencia que para mostrarnos niños con hambre y sus consecuencias, nos mostraban en la reunión de Acción Católica fotografías de niños casi sin figura humana, esqueletos vivientes.

Para nosotros, argentinos, era imposible imaginar gente con hambre y menos con niños, y las consecuencias de la falta de alimentación en quienes comenzaban a vivir. Reaccioné pensando qué hacer y salté a Viedma en abril de 1987, y resonó en mi corazón la voz potente de san Juan Pablo II que nos exhortaba diciendo: “si hay un hombre, una mujer, un niño, un anciano, necesitado, un cristiano no puede quedar tranquilo”.

Nuestras comunidades parroquiales y demás comunidades cristianas ¿pueden quedar tranquilas con esta noticia? ¿Siguen indiferentes llenando los templos y saliendo satisfechos de haber cumplido con un acto de la religión católica?

Para Dios el hambre y demás necesidades básicas que padecen millones de argentinos, es un gravísimo pecado social. Para nuestras comunidades católicas ¿se contentan tan solo con alguna limosna y tiempo para prácticas religiosas? Si no oyen el clamor de los pobres, un día oirán al mismo Jesucristo, el Señor de la historia, decirles como Señor de la Iglesia “no los conozco”.

Con san Juan Pablo II busquemos en clave de fe cristiana qué hacer, no solamente para paliar el hambre, sino para solucionar el problema del hambre en la Argentina. Recordemos que para el que tiene fe en Jesucristo y su Evangelio, el tema de la pobreza indigente, es un tema de salvación eterna; es un tema de acción pastoral a nivel de toda la comunidad cristiana, al mismo nivel que la participación de la misa dominical.  

Por eso san Juan Pablo II ha escrito cartas sociales. ¿Las conocen nuestras comunidades parroquiales y demás comunidades cristianas? Ante situaciones límites san Juan Pablo II en su carta pastoral social Sollicitudo Rei Socialis N°31, ha llegado a afirmar que los tiempos actuales de injusticia social compromete a las comunidades cristianas, a tal punto de vender los vasos sagrados y entregar a los necesitados todo lo superfluo.

Las primeras comunidades siguen siendo paradigmáticas de la pastoral de la Iglesia de todas las épocas. En la Argentina de hoy el tema de los pobres, porque vivían en la alegría del compartir bienes y personas.

Católicos de la Argentina de hoy, a “ponerse” a conocer las necesidades básicas de los barrios de nuestras localidades, y hasta de los mismos fieles que concurren a la misma misa. La indiferencia en este aspecto, Dios la condena severamente. Recuerden la parábola de Lázaro y el rico epulón (Lc.16, 19-31)

En todos los barrios se busca una capilla. ¿Las comunidades cristianas conocen la situación y las necesidades de Juntas Vecinales, de comedores para niños y adultos organizados muchas veces por gente solidaria, hasta sin fe? Porque ellos a los ojos de Dios son cristianos anónimos, y un día recibirán de Jesús: “vengan benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me dieron de comer”. No es cuestión de competir, sino de compartir.

El cristiano con dos autos, o con dos o más viviendas, con vacaciones muy costosas ¿no tendría que llevar una vida más austera y acercarse con la ayuda a Juntas Vecinales y sus obras de solidaridad? Más aún, dos o tres ricos de misa dominical ¿no tendrían que pensar en fuentes de trabajo para desocupados? No estoy dando soluciones, estoy punteando algo de lo mucho que se puede hacer, y no pasar de largo frente al samaritano herido en la banquina (Lucas 10, 25-37)

No esperemos soluciones de gobiernos ideologizados. Pensemos hoy para un mañana próximo, en formar políticos y gobernantes con una cultura humana y humanizante. Solamente así la Argentina volverá a ser una Patria pacífica y granero del mundo.

 

                                                                       Miguel Esteban Hesayne

                                                                      Obispo emérito de Viedma

                                                                        mehm@fibertel.com.ar